sábado, 14 de enero de 2012

Desde la huerta. Invocando a la lluvia


Cling clang, cling, cling, clang
Las gotitas de la lluvia
Cling clang, cling, cling, clang
Caen, caen sin parar.


Dios de la lluvia apiádate de las bestias y de mí.
Vino tu llanto a redimir un mundo polvoriento y gris
hecho a medida del triste reptil.
Seguí la luz y te perdí, desde ese día rezaré
para que vuelvas envuelto en tu bruma.
 
 


Las hortalizas y el hortelano, las legumbres y el grano, lanzan sus plegarias esperando que no sea en vano y que el Dios del Agua personificado por la figura del Sol provoque la lluvia, que caerá del cielo nublado para dar vida a los animales y a las plantas y asegurará de este modo el sustento de la humanidad.




 Que llueva , que llueva ,
la Virgen de la Cueva ,
los pajaritos cantan ,
las nubes se levantan
que si , que no ,
que caiga un chaparron
con azucar y turron ,
que se rompan los cristales
de la estacion
y los mios no
porque son de cartón.
El patio de mi casa
es particular.
Cuando llueve se moja
como los demás.

Si me dijeran pide un deseo
preferiría un rabo de nube,
un torbellino en el suelo
y una gran ira que sube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.

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